En “Espacio propio”, el blog antecesor de “Perdonen la molestia”, escribí un artículo que, revisado y ampliado, publiqué después en el digital 7dias.com.do bajo el nombre de “Terrorismo moral”. Hablé en la ocasión sobre el pernicioso y abusivo método de tratar de silenciar al oponente mediante la descalificación; de atemorizarlo con la amenaza, o la práctica, de airear el que consideramos su talón de Aquiles personal. Reducirlo a la nada no por lo que piensa –casi nunca refutado en un diálogo constructivo— sino por lo que es o presuntamente es.
La condenación por el pecado es un ejemplo vívido del terrorismo moral de todas las religiones, incluyendo las seculares. Por eso el pecado precede al pecador: es una infracción en busca de infractores que legitimen su verdad invariable, que lo doten de sentido. Entre el Dios que decreta el pecado y el Maligno que lo encarna, se produce una extraña asociación de pares: el uno condena, el otro tienta. A Él, que definió el pecado y que lo sanciona con la expulsión del Paraíso infinito, le pedimos que no nos deje caer en la tentación de aquel que fue creado con la única finalidad de perdernos.
Pero el pecado, como construcción de la ideología religiosa, tiene pecadores preferidos, comparsa privilegiada del “suspense” casi cinematográfico de la caída. Así, el “No matarás” de la ley mosaica no se aplica a Rafael Guillermo Guzmán Fermín, bajo cuya jefatura la Policía ha cegado la vida de más de quinientos presuntos delincuentes, pero sí a Minou Tavarez Mirabal, que no ha matado a nadie, excepto al miedo de pensar con cabeza propia.
Ningún cura, y primero que ninguno Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, ha puesto listas en sus iglesias para que la feligresía firme para pedir el respeto a la vida, vulnerado de mil y una maneras todos los días en una República Dominicana a la que solo la ceguera voluntaria frente a la realidad puede seguir endilgándole el apelativo de “eminentemente católica”. La cruzada, que el Cardenal anima con la virulencia de su lenguaje, se inicia para tratar de imponer a la sociedad toda lo que solo vale para la parte que la Iglesia representa.
Yo no discuto, ni discutiré nunca, el personal derecho de tener fe religiosa y actuar conforme ella mande. La fe religiosa, lo he dicho antes y lo repito ahora, es una convicción respetable, pero a condición de que no dañe a nadie. Y con la falacia ad hóminem lanzada contra Minou Tavarez Mirabal y Víctor Terrero desde el púlpito, se está pretendiendo dañar a personas cuyas funciones públicas les fueron dadas por los electores, sus mandantes, para defender los derechos de toda la sociedad, y no solo de una parte.
El Estado dominicano es una democracia, no una teocracia, dirigida por autoridades civiles en las que la mayoría de la población delegó la gobernación de la cosa pública en beneficio de todos y sin discriminación de ningún tipo. Por ellas votaron católicos, cristianos de diversas denominaciones, creyentes en cualquiera de las variantes religiosas y espirituales que circulan por el mundo, y votaron agnósticos, ateos y simplemente indiferentes. Legislar para solo una parte de esta comunidad de votantes es faltar al deber que juraron cumplir. Es traicionar mi confianza de ciudadana depositada en ellos.
La fe y su moral son del ámbito privado; los derechos, del público. Quédense los católicos con su convicción de que interrumpir un embarazo no deseado –o hacerlo en casos especiales, que es lo que están proponiendo los grupos de mujeres en este ahora dominicano— es un “crimen”. Pero emulando al Dios en el nombre del cual denuestan e intimidan, dejen a las mujeres el libre albedrío de decidir sobre su propia vida y solas con su conciencia.
La condenación por el pecado es un ejemplo vívido del terrorismo moral de todas las religiones, incluyendo las seculares. Por eso el pecado precede al pecador: es una infracción en busca de infractores que legitimen su verdad invariable, que lo doten de sentido. Entre el Dios que decreta el pecado y el Maligno que lo encarna, se produce una extraña asociación de pares: el uno condena, el otro tienta. A Él, que definió el pecado y que lo sanciona con la expulsión del Paraíso infinito, le pedimos que no nos deje caer en la tentación de aquel que fue creado con la única finalidad de perdernos.
Pero el pecado, como construcción de la ideología religiosa, tiene pecadores preferidos, comparsa privilegiada del “suspense” casi cinematográfico de la caída. Así, el “No matarás” de la ley mosaica no se aplica a Rafael Guillermo Guzmán Fermín, bajo cuya jefatura la Policía ha cegado la vida de más de quinientos presuntos delincuentes, pero sí a Minou Tavarez Mirabal, que no ha matado a nadie, excepto al miedo de pensar con cabeza propia.
Ningún cura, y primero que ninguno Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, ha puesto listas en sus iglesias para que la feligresía firme para pedir el respeto a la vida, vulnerado de mil y una maneras todos los días en una República Dominicana a la que solo la ceguera voluntaria frente a la realidad puede seguir endilgándole el apelativo de “eminentemente católica”. La cruzada, que el Cardenal anima con la virulencia de su lenguaje, se inicia para tratar de imponer a la sociedad toda lo que solo vale para la parte que la Iglesia representa.
Yo no discuto, ni discutiré nunca, el personal derecho de tener fe religiosa y actuar conforme ella mande. La fe religiosa, lo he dicho antes y lo repito ahora, es una convicción respetable, pero a condición de que no dañe a nadie. Y con la falacia ad hóminem lanzada contra Minou Tavarez Mirabal y Víctor Terrero desde el púlpito, se está pretendiendo dañar a personas cuyas funciones públicas les fueron dadas por los electores, sus mandantes, para defender los derechos de toda la sociedad, y no solo de una parte.
El Estado dominicano es una democracia, no una teocracia, dirigida por autoridades civiles en las que la mayoría de la población delegó la gobernación de la cosa pública en beneficio de todos y sin discriminación de ningún tipo. Por ellas votaron católicos, cristianos de diversas denominaciones, creyentes en cualquiera de las variantes religiosas y espirituales que circulan por el mundo, y votaron agnósticos, ateos y simplemente indiferentes. Legislar para solo una parte de esta comunidad de votantes es faltar al deber que juraron cumplir. Es traicionar mi confianza de ciudadana depositada en ellos.
La fe y su moral son del ámbito privado; los derechos, del público. Quédense los católicos con su convicción de que interrumpir un embarazo no deseado –o hacerlo en casos especiales, que es lo que están proponiendo los grupos de mujeres en este ahora dominicano— es un “crimen”. Pero emulando al Dios en el nombre del cual denuestan e intimidan, dejen a las mujeres el libre albedrío de decidir sobre su propia vida y solas con su conciencia.
Interesante...el abuso sexual de niños,las cruzadas, la inquisición, la conquista de América en "nombre de Dios", todas cosas "malas" asociadas al "Padre Celestial"...pero...?...es Dios quien mandata a estos clérigos vestidos de ropajes purpuras y sombreros singulares?...es Dios quien ordena matanzas de indígenas para "convertirlos obligadamente" a Cristo?
ResponderEliminarPara la gente que tenemos "Doctrina de Dios", que nos conformamos con lo que Cristo puso en nuestros corazones para gloria del Padre, no existe explicación a estos fenómenos avasalladores, de autocontemplacion y autoordenamiento a los que se somete la iglesia caótica/católica, sinceramente sólo vemos con algo de tristeza como se autoadjudican poderes del cielo, como excomulgan a su arbitrio y como se gozan en sus riquezas sin mirar la tremenda y abismante pobreza imperante en el mundo.
Son los "curitas" merecedores de respeto por su "dedicación" o más bien merecedores de nuestra lastimera piedad respecto a su escasa condición espiritual?...como podrían hombres y mujeres de Dios ser plenamente sin experimentar las visicitudes de la vida como todos nosotros?
La iglesia católica esta muerta!. Tal y como en algún momento Nietsche declarara la "muerte de Dios" yo declaro hoy con la misma facilidad la muerte de la iglesia caótica...muerta porque nunca alcanzo vida ni amor y porque arrebató la vida de tantos que teniendo verdad en sus bocas como Galileo Galilei murieron quemados torturados hasta más allá de lo malvado. Muerta porque día a día muchos curas arrebatan el sueño de niños inocentes porque en sus cabezas retorcidas de celibato se confundió el amor con la depravación y el abuso infantil.
Iglesia Católica/Caótica muerta en vida que promueve idolatrias a virgenes milagrosas y el culto indiscriminado a cuanto santito pagano encontremos, que santo para esto y para esto otro, que virgen para este y para este otro.
Iglesia equívoca y alejada del amor primario del Dios Jehová. Iglesia que como bien dices Margarita no respeta el principio básico por el cual Dios transita sin apartarse un ápice de su vehemente decision. LIBRE ALBEDRIO!
Si Dios mismo pone como su Ley el derecho de los hombres y mujeres de la tierra a IR a EL por su propia desición, por ende, seguirle sin condición, es EL y solo EL quien decide, y si no decide ni se inmiscuye, mal podrían hacerlo los hombres que se creen sus representantes en la tierra, sin haber sido designados explicita y claramente desde el poder infinito del Cielo.
Dejemos claro que estos curas voluntariamente deciden convertirse en seres anormales que no tendrán vida sexual durante su duración en la tierra. Dios no les obliga ni les mandata -una vez mas- a ser antinaturalmente.
Espiritualmente existen muchas aristas para decir con sabias palabras que la Iglesia Católica es la bien llamada Ramera de las Naciones, sus actos, y hechos la han puesto en los mas altos cetros de la maldad y la incoherencia. Una iglesia que ha avergonzado a Dios desde el principio de sus tiempos, Una iglesia sin bendicion espiritual y en baja en el mundo entero, una iglesia que se arroga santos sin preguntarle a Dios primero, que endiosa mujeres madres y las convierte en virgenes pòr montones, cuando fue Cristo mismo quien en sus palabras nos dijo que EL era el Camino, La Verdad y La Vida y NO SU MADRE.
Iglesia destinada a la confusión.
Cuantos NO creen en Dios porque esta caótica/católica iglesia ha ensuciado su nombre?.
Les insto a hacer un ejercicio en la practica, veanlo con sus propios ojos, y esperen a la salida de un culto católico un domingo, y vean el rostro con que sus feligreses salen, de la misma forma, vayan y vean como salen los cristianos que acuden a otras iglesias de otras denominaciones, sea cual sea esta notarán la diferencia, la alegría espiritual no será la misma y se comprueba en los rostros.
La iglesia Católica esta muerta, dejemos que los muertos entierren a los muertos.
"E pour se muove"...Galileo G.
Alejandro Rivera G.
Chile
Hermana, yo ni pique cogi, porque poco me importa lo que diga el Cardenal. Es muy bueno hablar desde las gradas....
ResponderEliminarSabrina