miércoles, 7 de diciembre de 2011

Hasta luego, compatriota

Qué decir frente a tu muerte súbita sino tan solo que algo bueno de este país se ha perdido contigo. Que la lucha por una sociedad dominicana mejor ha sufrido un estremecimiento. Que hará falta tu dignidad sometida a tantas pruebas sin que la hicieran flaquear. Que hará falta tu voz reivindicando justicia.

Ni siquiera fuimos amigas, compatriota Sonia Pierre, pero tampoco era necesario para que me inspiraras el cálido afecto que hoy justifica mi tristeza por tu muerte. Admiré a la distancia tu tesón irreductible en defensa de los derechos humanos; tu impermeabilidad a la intimidación y al chantaje con los que pretendieron acallarte; tu infatigable batalla porque el país, el nuestro, se desembarazara del lastre ominoso de los prejuicios racistas.
Admiré siempre el valor con el que afrontaste el infundio, la calumnia, el denuesto, la descalificación de la que no te salvará –hay titulares de periódicos que lo anticipan— ni siquiera la muerte. La tranquilidad con la que seguiste cultivando, pese a todo, la solidaridad,  ganando para la causa de los derechos humanos, civiles y políticos de los dominicanos de ascendencia haitiana un cada vez mayor apoyo. Haciendo mejor nuestro país, tan urgido de bondades.
No te pido que descanses en paz porque me temo que no harás caso. Te digo entonces y simplemente:  gracias por esa dilatada lucha tuya por hacernos a todos más humanos

1 comentario:

  1. Con una compatriota asi prefiero que me destierren, una mujer que lo que hizo fue poner el pais en las 4 esquinas, acabandolo, y buscarse lo suyo.

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