Qué decir frente a tu muerte súbita sino tan solo que algo bueno de este país se ha perdido contigo. Que la lucha por una sociedad dominicana mejor ha sufrido un estremecimiento. Que hará falta tu dignidad sometida a tantas pruebas sin que la hicieran flaquear. Que hará falta tu voz reivindicando justicia.

Admiré siempre el valor con el que afrontaste el infundio, la calumnia, el denuesto, la descalificación de la que no te salvará –hay titulares de periódicos que lo anticipan— ni siquiera la muerte. La tranquilidad con la que seguiste cultivando, pese a todo, la solidaridad, ganando para la causa de los derechos humanos, civiles y políticos de los dominicanos de ascendencia haitiana un cada vez mayor apoyo. Haciendo mejor nuestro país, tan urgido de bondades.
No te pido que descanses en paz porque me temo que no harás caso. Te digo entonces y simplemente: gracias por esa dilatada lucha tuya por hacernos a todos más humanos
Con una compatriota asi prefiero que me destierren, una mujer que lo que hizo fue poner el pais en las 4 esquinas, acabandolo, y buscarse lo suyo.
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