viernes, 22 de mayo de 2009

La fuente periodística está a salvo del poder depredador

Hace apenas una semana, en un panel de la Finjus, confesé públicamente mi desencantado amor por el oficio que ejerzo. Un amor difícil, casi lacerante, porque el desencanto no es sin embargo suficiente para quemar las naves y agitar el trémulo pañuelo de la despedida.


Pero hoy el amor por mi oficio ha vivido un radiante momento. Cerca de las dos y media de la tarde, el juez Pedro Reynaldo Vásquez Lora acogió la acción constitucional en amparo que María Isabel Soldevila, Norma Sheppeard y yo interpusimos contra la pretensión del senador Alejandro Williams de saber, usando vías que atropellaron nuestros derechos, de dónde provinieron las informaciones sobre su presunto conflicto legal con el seguro médico de salud estadounidense Medicaid, publicadas por la mayoría de los medios locales.


A raíz de hacerse pública la visita a cada una de nosotras de presuntos “detectives” enviados por el senador, fueron muchas las personas que nos sugirieron, casi siempre con fundamento, emprender acciones penales que nos resarcieran del atropello infligido por Williams.


Nosotras decidimos, en plena conciencia de nuestro objetivo, interponer un recurso en amparo para proteger la confidencialidad de la fuente periodística. No nos interesó en ningún momento recurrir a la justicia como víctimas individuales de un abuso, sino sentar un precedente para que, como lo hemos dicho en numerosas ocasiones, el poder no sirva en ninguna otra ocasión futura para vulnerar derechos fundamentales.


Los periodistas saben ahora, a partir de esta sentencia, que “la confidencialidad del secreto de la fuente y la invulnerabilidad del derecho a la información” han sido declarados por un tribunal de la República “derechos indisolubles e inmanentes a la libertad de expresión”.


Estamos satisfechas con la sentencia, y hablo tranquilamente en plural, no porque, como dice el lenguaje jurídico, nos diera ganancia de causa, sino porque es una aportación relevante a esta imperfecta democracia de nuestros más íntimos dolores.

3 comentarios:

  1. Necesitamos más como tu! Dos o tres más, Margarita. Simplemente quiero decirte eso. Adriana

    ResponderEliminar
  2. Creo que al razón se impuso sobre los que pretenden convertirse en policia del pensamiento, detrás de Williams, hay otros más poderosos y peligrosos que compran bocinas para que no se conozcan sus malos actos.La decision del juez es un triunfo del periodismo independiente. eli heiliger

    ResponderEliminar
  3. Ustedes son mujeres valerosas, y esa valentía intrínseca de las mujeres, esa que tantas veces no se nos permite aflorar, debe ser mostrada ante todo y ante todos.

    Da satisfacción que a pesar de la debilidad de nuestro sistema judicial, de vez en cuando se haga un ejercicio transparente de la misma por parte de algunos jueces.

    Abrazos.

    ResponderEliminar

Este es un espacio personal que, por lo general, comparto con mis amigos en las redes sociales. Si alguien llega por otra vía y plantea diferencias de manera respetuosa, publicaré sus comentarios. Lo que no acepto son insultos.