domingo, 22 de agosto de 2010

En defensa del resentimiento


Dudo que haya en los foros “interactivos” acusación más reiterada contra aquel de quien se disiente que la de “resentido”. Hablo de estos foros porque trabajando en un medio digital me toca en ocasiones moderar los comentarios y me entero de lo que los lectores escriben. No puedo evitar sorprenderme. Sé, sin embargo, que este adjetivo, robado al lenguaje de más de una ciencia, es moneda corriente en la discusión de “ideas” dominicana. Dicho con pretensión apodíctica, constituye un anticipadísimo punto final al despreocupado y casi siempre insustancial juicio sobre el otro y sus opiniones.


Siendo un “resentido”, quien critica nuestras certezas está social y personalmente inhabilitado para juzgar cual que sea el hecho y su protagonista. Ha perdido el derecho ciudadano y humano de decir lo que piensa, sobre todo porque damos por sentado que, cegado por el resentimiento, carece de toda facultad crítica. Su cerebro no produce ideas, sino un líquido viscoso, como de herida putrefacta.


A mí este tipo de “juicios” y su insistencia me parecen síntomas de anemia neuronal de gravísimas consecuencias inmediatas y futuras. Existe una ignorancia crasa, a veces ridículamente petulante, que construye un muro de palabras cotidianas para contener la amenaza de lo que el otro dice.


A diferencia de quienes creen que el resentimiento es mácula, una retorcedura de la psiquis, y disintiendo de mi gurú Fernando Savater, quien resume la genética de este sentimiento como “la articulación moral de la envidia”, creo que el resentimiento está también en la génesis de portentosos acontecimientos históricos y que sin él, lo apuesto todo a nada, jamás hubiesen ocurrido. ¿Habría sido posible el hito libertario contra la esclavitud sin un Espartaco resentido contra la dominación romana? ¿Qué del mundo occidental sin los miles de parisinos miserables, ahítos y dolidos de los fastos monárquicos que reclamando la rebaja del precio del trigo y del pan asaltaron la Bastilla? ¿Qué hubiera sido de la democracia sin aquellos que cuando la cabeza de Luis XIV rodó cortada por la guillotina gritaron eufóricos: ¡Viva la República!? ¿Contarían los libros dominicanos de Historia la gesta restauradora sin el odio de Luperón por la traición a la Independencia consumada por el exitoso hatero hispanófilo Pedro Santana, negro, insular y ridículo Marqués de las Carreras?


El papel revulsivo del resentimiento ha sido analizado exhaustivamente por el historiador francés Marc Ferro, de quien y sobre quien he leído numerosos artículos aunque lamentablemente ningún libro. En una recensión del libro de este autor El resentimiento en la historia, Manuel Gárate afirma: “Pero el resentimiento no sólo engendra la revancha, sino también reivindicación y exigencia de justicia, como bien lo atestiguan los pueblos indígenas americanos en su lucha por un reconocimiento identitario y territorial. En Estados Unidos, la población afroamericana perdió sus raíces culturales originarias, pero creó una nueva resistencia que también alimentó la revancha con los “Panteras Negras” o el eslogan Black is Beautiful” .


Claro que me han endilgado el epíteto una y mil veces con intención descalificadora, pero no es esa la causa eficiente de este artículo. Escribo sobre el tema porque cotidianamente me escuece el ánimo escuchar y leer la diarreica acusación de “resentido” proviniendo de gente que se irá a la tumba con la lengua translúcida de tanta impenitente e irredimible adulación servil.

2 comentarios:

  1. Como dijo Voltaire: "El mayor infortunio del hombre de letras no es quizá el hecho de ser víctima de las intrigas y la envidia de sus colegas y el verse despreciado por los hombres poderosos, sino el verse juzgado por los necios." Los hombres y las mujeres de letras - y sin saber de letras - sobrevivimos a las intrigas y envidias de nuestros pares; si nos respetamos, nos sentimos honrados por el desprecio de los poderosos; pero, efectivamente, se nos retuercen lsa tripas al vernos juzgados por los necios y las necias.

    ResponderEliminar
  2. Margarita a la verdad que eres unica. Mas, recuerda que habla y escribe quien puede, no quien quiere.

    Has dado una leccion a los mediocres.

    Dino

    ResponderEliminar

Este es un espacio personal que, por lo general, comparto con mis amigos en las redes sociales. Si alguien llega por otra vía y plantea diferencias de manera respetuosa, publicaré sus comentarios. Lo que no acepto son insultos.