Marino Vinicio (Vincho) Castillo tiene un master en aspavientos interesados. Gesticula, grita, despliega todos sus recursos histriónicos intentando hacer “creíbles” sus denuncias. Nunca, sin embargo, ha ofrecido un solo nombre de aquellos a quienes presenta como amenaza para cualquier cosa. Mucho menos ha presentado prueba alguna.
Desde aquellos ya lejanos pero no olvidados tiempos (no por lo menos por todos) en que, sacrílego, llevó el prostíbulo al altar en La Vega, Vincho Castillo no ha hecho otra cosa que perfeccionar, o eso cree, sus dotes intimidatorias. Entre él y la sociedad hay, sin embargo, un marcado desfase. Los cucos asustan cada vez menos, pese a los esfuerzos por convertirlos en respetables ideólogos.
Ahora habla de narcotraficantes que pretenden hacerse con cargos electivos para lograr impunidad. Como si les hiciera falta, como si el Estado y sus instituciones, incluyendo las armadas, no estuvieran plagados de capos o de eficientes servidores de capos. Para cerciorarse basta repasar la lista de los apresados, incompleta, desde luego, porque en ella no aparecen –todavía— quienes se lucran “decentemente” de los recursos del narcotráfico
Frente a quienes le han exigido responsabilidad, poner nombre y apellido a los narcos vinculados a los partidos políticos, se hará el sueco y mirará para otro lado. Aunque, como bien apuntaran este lunes algunos legisladores, su silencio lo convierta en cómplice. Dirá que es impune.
No, Vincho no descubre América. Simplemente practica su inveterado deporte.
Desde aquellos ya lejanos pero no olvidados tiempos (no por lo menos por todos) en que, sacrílego, llevó el prostíbulo al altar en La Vega, Vincho Castillo no ha hecho otra cosa que perfeccionar, o eso cree, sus dotes intimidatorias. Entre él y la sociedad hay, sin embargo, un marcado desfase. Los cucos asustan cada vez menos, pese a los esfuerzos por convertirlos en respetables ideólogos.
Ahora habla de narcotraficantes que pretenden hacerse con cargos electivos para lograr impunidad. Como si les hiciera falta, como si el Estado y sus instituciones, incluyendo las armadas, no estuvieran plagados de capos o de eficientes servidores de capos. Para cerciorarse basta repasar la lista de los apresados, incompleta, desde luego, porque en ella no aparecen –todavía— quienes se lucran “decentemente” de los recursos del narcotráfico
Frente a quienes le han exigido responsabilidad, poner nombre y apellido a los narcos vinculados a los partidos políticos, se hará el sueco y mirará para otro lado. Aunque, como bien apuntaran este lunes algunos legisladores, su silencio lo convierta en cómplice. Dirá que es impune.
No, Vincho no descubre América. Simplemente practica su inveterado deporte.
No hay mejor descripcion de Vincho que la que Ud. a hecho. Es una pena que Vicho muera en su cama. Por mi parte le deseo la suerte de SEVERO CABRAL. AMEN Y QUE ASI SEA.
ResponderEliminarlARISSA