lunes, 8 de agosto de 2011

Luis O. Brea Franco comenta mi artículo "Danilo Medina y sus gestores culturales"

El apreciado Luis O. Brea Franco reaccionó a la última entrada publicada en este blog bajo el título "Danilo Medina y sus gestores culturales". Su respuesta tiene la característica de la espontaneidad, es decir, no es un artículo escrito para ser publicado. No obstante, y después de un respetuoso intercambio de correos electrónicos, le pedí autorización para reproducirlo porque entiendo que el tema es interesante. Ojalá se lo parezca a otros.

Hola apreciada Margarita. El mío es un comentario a tu artículo sobre el grupo cultural pro Danilo Medina. Te lo copio aquí, puesto que no pude hacértelo llegar por la vía normal.

El tuyo, apreciada amiga Margarita, solo en apariencia es un razonamiento "puro", racional. Toca un tema que es el gran tema, no sólo aquí, sino, hoy, en todo el mundo. Opina sobre un planteamiento que está abierto y es candente. Mi comentario es breve. Una nota rápida sobre problemas complejos y pasionales.

De entrada le ratifico algo que quizás ya sabes, que postulo la candidatura de Danilo Medina a la presidencia de la República, porque conozco al hombre, sus ideas y su sensibilidad social, y las comparto.

Antes, hasta los años ochenta del siglo XX, las personas y las sociedades buscaban habitar en "una identidad". Se cobijaban en valores, sentimientos, emociones, costumbres y tradiciones que las hacían sentirse en "casa", en el "hogar" frente a lo diferente, a lo amenazador que se descubría en todo lo demás, en lo diferente.

Unos de los rasgos predominantes para delimitar esa identidad, era el apelo a la nacionalidad y a la cultura nacional. Una cultura, es una perogrullada señalarlo, se sustenta, y se diferencia de las demás, por la adhesión a determinados valores en lugar de otros posibles.

Sin embargo, mediante la intensificación de los procesos de intercambio, la ampliación y difusión de los nuevos medios de comunicación, que han tenido un desarrollo masivo en el marco de la globalización, el planeta se ha trasformado en una aldea.

Mientras algunos, liberales, entre los que me cuento, postulan la validez del intercambio y de convivencia pacífica entre las diversas culturas, otros recurren a la negación de esa posible cohabitación, hasta llegar al límite de la violencia para rechazar ese multiculturalismo, ya que, opinan, se desnaturaliza y pervierte el más puro legado de lo propio: de la propia cultura, de sus valores, costumbres y tradiciones.

Oslo, Chechenia, Kosovo, Irak, Afganistán, Marruecos y los sahuríes, Israel y Palestina, son testimonios de que esa opción no es fruto de una elección personal y racional, sino que desata pasiones oscuras que conllevan, como posibilidad para resolver la cuestión, al despliegue de una violencia siniestra, espantosa, se adhiere a la ejecución de un terrorismo indiscriminado.

Esta problemática envuelve y condiciona al ser humano completo, no sólo su parte racional. Involucra sus emociones y sus sentimientos más arraigados. Ese es el gran desafío que hay que afrontar en este siglo. ¿Cómo convivir respetando las culturas y las formas diferentes de ser y sentir la existencia?

Pedro habla de "valores morales" que se han perdido. La forma de mantenerlos es mediante la educación y la cultura.

En este país esas son dos áreas en que el Estado ha fracasado desde su fundación en 1844. El señor Hostos, hacía finales del siglo XIX, intentó cambiar la situación pero se lo comieron vivo. Es a esa instancia a la que se refiere Pedro.

Sin embargo, si el problema de la nacionalidad y de la cultura dominicana no fuesen un problema real, sentido en carne propia, entonces, ¿por qué se condena la invasión de los haitianos al país? Se aduce que no es por su color o por su ignorancia; se argumenta que hay valores culturales que son irreconciliables entre ambos pueblos.

Plantear ejemplos "jurídicos" no enfoca adecuadamente el problema. Se habla de valores no de leyes. Los dominicanos que se nacionalizan en los países en que residen lo hacen por un asunto práctico, no porque abjuren de su "identidad".

Recientemente, en un hotel en NY, me encontre con la mucama de la habitación, que era dominicana "hasta la tambora", según me dijo. Residía desde 20 años en esa ciudad, venía poco, pero mantenía con orgullo sus valores culturales como no los tiene, quizás, un residente en el país.

Los rasgos de una identidad tienden a ponerse de manifiesto y reforzarse, mientras más cercano y amenazante se encuentra lo diferente.

El problema a plantear e intentar desplegar es un problema de Estado, no de gobiernos, ni de partidos. Es un asunto que tiene que ver con la educación, que es la instancia social para trasmitir los valores y modelos que aprecia sobre todas las cosas una sociedad y le permite transformarse en una comunidad.

La cultura, por su parte, es el reino de la plenitud humana. Solo en ella, en sus creaciones y en su "mundo" nos sentimos y somos auténticamente seres humanos integrados en una amable totalidad.
Recibe mis cordiales saludos y mi aprecio.

Luis O. Brea Franco

2 comentarios:

  1. Bravo, Dr. Brea Franco, muy atinadas sus consideraciones sobre un tema tan poco cuidado por los gobiernos. Me parece que la gente que tiene tanto que dar, debería tener un espacio especial en nuestra sociedad, no de privilegios, jamas, sino de utilidad. Son personas que han puesto ya su vida al servicio de la vida. Que esperamos para valorarlos? Seguramente cuando ya no estén lamentaremos que se hayan ido sin poder aportar su sabiduría para hacernos mejores hombres y mujeres. "Oh, América infeliz!"

    David Rodriguez Silfa

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  2. Margarita:
    Muy interesante su punto de vista y todos tienen el derecho de expresarse, pero siempre apegado a los hechos. Por eso, considero que algunos de sus puntos carecen de peso, como es cuando afirma que este despacho 'usarpa' las responsabilidades de algunas instituciones o ministerios. Por lo que he visto, todo lo que la primera dama hace, siempre lo hace de la mano de la institición que lidera el área. Por ejemplo, nunca se ha visto que ella inaugure una emergencia pediátrica sin el ministro de salud, o un CTC sin el director de INDOTEL, etc. etc. Tal como Usted lo dice en su columna, el despacho esta para apoyar a estas instituciones y canalizar ayudas hacia los mismos. La posición de primera dama no es por elección, pero la persona que esta en esa posición si tiene la elección de hacer de esa posición lo mejor que pueda. Son muy pocas las primeras damas que se meten de lleno en diferentes áreas, y que de verdad pasan de ser la 'esposa del presidente' a una persona que se le identifica por su trabajo. Creo que la RD debe estar orgullosa de tener una mujer, que en vez de quedarse en su casa o buscando las mejores posiciones en el sector privado, decidió trabajar fuertemente por los que más necesitan. Lo ha hecho con calidad y transparencia.

    Muchas gracias.

    Vivian Sundset

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